Blogia
DESCUBRE LA FANTASIA DE TU BIBLIOTECA VIRTUAL

CONCURSO POESÍA DE NAVIDAD

CONCURSO POESÍA DE NAVIDAD

Preparaos para ser los mejores jurados en nuestro I Consurso de poesía de Navidad.

Podreis votad los que os parezcan más interesantes, divertidos, emocionales, o simplemente los que os gusten más de los que se irán publicando, simplemente realizando un comentario e indicando la nota que le poneis, chicos.

Además de crear los vuestros propios para que sean votados por los demás. ¡Animaos! es muy fácil y divertido!

Aquí tenemos el primer de nuestros poemas de Navidad:

Árbol de Navidad
de Roberto Meza Fuentes (Autor Chileno)

Árbol luminoso
de la Navidad,
tu cimera verde
nos dé claridad
y alegría y triunfo
en la tempestad:
Árbol luminoso
de la Navidad.

Eres, árbol claro,
un amanecer:
tu sombra es la fuente
que apaga la sed
y nos hace buenos
hasta sin querer:
Eres, árbol claro,
un amanecer.

Por ti es bello el mundo
y dulce el vivir,
árbol inefable
que no tiene fin,
alta y luminosa
torre de marfil:
Por ti es bello el mundo
y dulce el vivir.

Nació en un pesebre
el Dios del amor,
hombre, por nosotros
conoció el dolor,
y alumbró la vida
con su resplandor:
Nació en un pesebre
el Dios del Amor.

Desde ti sonríe
el Niño de Luz,
besa nuestras almas
su mirada azul
y nos hace puros
amando, Jesús:
Desde ti sonríe
el Niño de Luz.

El Burro Flautista

  Esta fabulilla,
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.

  Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.

  Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.

  Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.

  En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.

  «iOh!», dijo el borrico,
«¡qué bien sé tocar!
¡y dirán que es mala
la música asnal!»

El Burro

LOS DOS CONEJOS

 

  Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.
  De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente,
amigo, ¿qué es esto?»
   «¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego...;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».
   «Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos.»
   «¿Qué? ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo.»
   «Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.»

«Son galgos, te digo.»
«Digo que podencos.»
   En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.

0 comentarios